Cuando Dinamarca alcanzó la
cima en el mapa mundial de la felicidad, confeccionado mediante
encuestas, se evidenció un fenómeno que ya se atisbaba desde tiempo
atrás a través de las encuestas europeas de satisfacción. Y la pregunta
que se planteó es obvia: ¿Qué hace estar tan contentos a los daneses?
Diversas explicaciones se han propuesto.
Las más previsibles se basan en
beneficios tangibles, como buena salud, una economía próspera, y una
sociedad igualitaria orientada hacia el estado del bienestar y donde
apenas existe la corrupción, todo lo cual hace que a menudo se considere
a Dinamarca como uno de los mejores países del mundo donde vivir. Entre
las explicaciones más pintorescas, cabe citar la de que el ganar el
Campeonato Europeo de Fútbol en 1992 colocó a los daneses en tal estado
de euforia que el país nunca ha vuelto a ser el mismo.
Ahora, el equipo de Eugenio Proto y
Andrew Oswald, de la Universidad de Warwick en el Reino Unido, ha
abordado con un nuevo enfoque este enigma y el de por qué ciertos países
ocupan los puestos más altos del mundo en felicidad. Estos
investigadores han descubierto una tendencia llamativa: Cuanto más
cercana esté la composición genética de la población de un país a la de
la población de Dinamarca, más feliz será ese país; y a la inversa, a
mayor distancia genética de Dinamarca, menor felicidad en la población
de una nación.
A juzgar por esta tendencia, la genética podría ser la clave para explicar los niveles de felicidad de una nación.
Los investigadores tuvieron en cuenta muchos otros factores, incluyendo Producto Interior Bruto (PIB), cultura, religión, la geografía y el clima, así como el grado de implantación del estado del bienestar.
La pista genética les llevó hacia una
aparente correlación entre el estado mental de bienestar y la mutación
de un gen que influye sobre la reabsorción de la serotonina, que, por lo
que se sabe, guarda una estrecha relación con el estado de ánimo en el
Ser Humano. Algunas investigaciones previas sugieren que las variantes
largas y cortas de este gen están vinculadas a cifras claramente
diferentes de probabilidades de sufrir depresión clínica, aunque esta
relación aún está bajo un fuerte debate en la comunidad científica. La
versión corta del gen ya ha sido asociada con altos índices de
neuroticismo y baja satisfacción ante la vida. Entre las 30 naciones
incluidas en este estudio, Dinamarca y Holanda aparentan tener,
significativamente, los porcentajes más bajos de personas con esta
versión corta.
Los autores del nuevo estudio obtuvieron
otro indicio firme al examinar también si el vínculo entre genética y
felicidad se mantiene a través de generaciones y continentes. Para ello,
usaron datos obtenidos mediante encuestas de bienestar de
estadounidenses y consultaron de qué parte del mundo vinieron sus
antepasados.
La combinación entre ambas clases de información reveló la
existencia de una correlación positiva inexplicable por otros factores
entre el grado de felicidad actual de la población de ciertas naciones y
el grado de felicidad observado en estadounidenses cuyos antepasados
vinieron de estas naciones, incluso tomando en consideración el nivel de
ingresos económicos de cada persona y las influencias de tipo
religioso.
VIA Algenis Guzman
SOURCE noticiasdelaciencia.com
Publicar un comentario