La mayoría de los geólogos planetarios creen que la Luna se formó por
un gigantesco impacto entre la Tierra y un objeto de tamaño planetario
llamado Theia o Tea hace unos 4.500 millones de años. Para confirmarlo,
los científicos se han centrado en los últimos años en medir diversos
isótopos –átomos de un mismo elemento con distinto número de neutrones–,
como los del titanio o el silicio, en muestras lunares y terrestres.
Las proporciones isotópicas varían entre los objetos del sistema
solar, pero resulta que en el caso de la Tierra y la Luna son muy
similares, lo que entra en conflicto con los modelos teóricos de la gran
colisión. Si esta ocurrió de verdad, la Luna se habría formado a partir
de fragmentos de Theia, y por tanto, se esperaría que su composición
fuera diferente a la de la Tierra.
Ahora un equipo de investigadores alemanes, coordinados por el doctor
Daniel Herwartz de la Universidad de Gotinga, ha obtenido mediciones de
isótopos de oxígeno que proporcionan las esperadas evidencias de que
nuestro satélite se originó por la colisión de Theia contra la Tierra.
El trabajo se publica en Science y se presenta la semana que viene en el
congreso de geoquímica de Goldschmidt (EE UU).
El equipo ha encontrado que las muestras lunares analizadas presentan
valores más altos en la relación isotópica entre el oxígeno-17 y el
oxígeno-16 respecto a las rocas terrestres. En concreto, la diferencia
es de 12 partes por millón (±3 ppm).
“Si esto es verdad –añade–, ahora podemos predecir la composición geoquímica e isotópica de la Luna, porque en la actualidad nuestro satélite es una mezcla de Theia y la Tierra primitiva. El próximo objetivo es averiguar cuánto material del desaparecido planeta se encuentra en la Luna".
La mayoría de los modelos estiman que nuestro satélite contiene entre
un 70% y un 90% de material de Theia, y el resto procedente de la
antigua Tierra. Sin embargo, algunos científicos consideran que solo
queda alrededor de un 8% de Theia en la Luna. Por su parte, los
resultados del nuevo estudio sugieren algo intermedio: “Una mezcla al
50% parece posible, pero hay que confirmarlo”, indica Herwartz.
Para realizar el estudio, al principio su equipo utilizó muestras
lunares que habían llegado a la Tierra a través de meteoritos, pero como
estaban ‘contaminadas’ por el intercambio de sus isótopos con el agua
terrestre, decidieron buscar otras más puras.
Estas las proporcionó la NASA a partir de rocas recogidas durante las
misiones Apolo 11, 12 y 16, y después fueron analizadas mediante una
técnica de espectrometría de masas. Con este mismo material se han
estudiado otros isótopos, como los de titanio, pero no se han detectado
las diferencias observadas con el oxígeno. (Fuente: SINC)
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