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Por Unknown On 12:58 a.m. | Archivado en , | Con 0 comentarios
Antaño, los vestigios típicos de un idilio roto que alguien podía desear destruir tras sufrir una ruptura sentimental eran cartas y fotos, de papel en ambos casos. Hoy en día, es posible eliminar con rapidez fotos digitales y mensajes de correo electrónicos, pero la proliferación de redes sociales ha complicado las cosas.

¿Qué hacer en el caso de los omnipresentes registros digitales de nuestra expareja que permanecen todavía en Facebook, Tumblr, y Flickr?



Entre las posesiones digitales se incluyen fotos, mensajes, música y vídeos, almacenados en dispositivos como ordenadores, tabletas, teléfonos y cámaras. Su omnipresencia crea problemas durante una ruptura y mientras se cierran las heridas, ya que la gente encuentra constantemente en su espacio digital recuerdos directos o indirectos de esa relación anterior.

Steve Whittaker de la Universidad de California en Santa Cruz, y Corina Sas, de la Universidad de Lancaster en el Reino Unido, especializados tanto el primero como la segunda en interacción hombre-ordenador, han completado una investigación orientada a explorar los retos de las citadas posesiones digitales y su eliminación después de una ruptura sentimental.

En entrevistas a 24 jóvenes de edades entre 19 y 34 años, Whittaker y Sas corroboraron que, tal como era de esperar, las posesiones digitales después de una ruptura traen a menudo recuerdos que en el contexto actual son dolorosos porque implican seguir hurgando en las heridas o incluso reabrirlas, aunque a algunas personas puede hacerles felices recordar los buenos momentos que tuvieron con quien es ahora su expareja.

A partir de aquí, el estudio se dirigió a examinar las reacciones específicas de los sujetos de estudio.

Doce de los sujetos prefirieron borrar los recuerdos, ocho prefirieron conservarlos, y otros cuatro borrar algunos selectivamente.

Algunas de las personas que pasan por una ruptura sentimental pueden querer olvidar, pero a la vez ser muy renuentes a eliminar los recuerdos de modo definitivo. Otras personas lamentan luego haber eliminado todos los recuerdos.

Eliminar estos recuerdos resulta más difícil hoy en día porque las posesiones digitales están en colecciones extensas distribuidas en múltiples dispositivos, aplicaciones, servicios web y plataformas. El hecho de que una relación sea buena estimula una vida digital rica. Pero cuando se estropea... la gente tiene que purgar sistemáticamente colecciones de recuerdos en múltiples espacios digitales.

En el caso de Facebook, tras la ruptura un acto habitual y fácil de llevar a cabo es cambiar el estado de relación a "soltero", e inmediatamente eliminar como amigo a la expareja o bloquearle el acceso a nuestro perfil. Sin embargo, borrar todo rastro en Facebook del idilio no es factible. Por ejemplo, en el caso de las fotos en Facebook, aunque éstas pueden ser desetiquetadas, no se pueden borrar si fueron publicadas por alguien más.

Dar consejos a alguien que ha sufrido una ruptura sentimental no es fácil. Whittaker y Sas recomiendan no precipitarse a borrar recuerdos, y aguardar a tener la mente fría para luego tomar decisiones menos impulsivas.

Aún así, tal como Whittaker y Sas admiten, conservar los recuerdos no tiene por qué ser mejor que borrarlos. Cada opción tiene sus pros y sus contras. En el estudio, las personas que decidieron conservarlos tardaron más en recuperarse de la ruptura, y quienes decidieron eliminarlos a menudo lamentaron su impulsividad.

No hay soluciones tecnológicas fáciles para borrar los innumerables rastros que una relación sentimental puede dejar en el medio electrónico. Los autores del estudio proponen la creación de un sistema que, tras accionar su usuario el "botón rojo" pudiera automáticamente recoger todos los documentos digitales de una relación, y trasladarlos todos a un único sitio para un borrado posterior más completo y fácil, o bien para conservarlos pero sin tropezarse con ellos a cada momento por estar dispersos por muchos sitios. Otra opción, parecida a esta última, sería algo así como encerrar todos los recuerdos digitales en un baúl y dejar de poseer la llave del mismo. Esta opción, no obstante, requeriría que el usuario nombrase a alguien de su confianza como custodio de la clave de acceso.

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