La detección de planetas con masa discreta en sistemas solares ubicados a
distancias notables sigue cosechando logros. Y estos no se nutren solo
de los avances tecnológicos sino también del ingenio de nuevas
generaciones de científicos que aplican formas innovadoras de procesar
los datos obtenidos en observaciones, con las que pueden detectar
objetos celestes que de otro modo pasarían desapercibidos.
Éste
es el caso de Karen Collins, una ingeniera electrónica cuya fascinación
por la astronomía desde hace mucho tiempo acabó llevándola a esta
segunda carrera. La ingeniera y astrónoma, trabajando desde la
Universidad de Louisville en Kentucky, Estados Unidos, desarrolló la
técnica que le permitió hacer esta medición precisa del oscurecimiento
sutil de la estrella que delató la presencia de un planeta en órbita a
ella pasando por delante de dicho sol, desde la perspectiva visual de la
Tierra. Collins no se limitó a sentarse ante el telescopio, sino que
tuvo que desarrollar un modo eficaz de extraer los datos del instrumento
disponible.
Collins contó con la colaboración de John Kielkopf y
Jeff Hay de la misma universidad, así como Scott Gaudi y Thomas Beatty
de la Universidad Estatal de Ohio en Columbus, Keivan Stassun de la
Universidad Vanderbilt, en Nashville, Tennessee, y Joshua Pepper de la
Universidad Lehigh en Bethlehem, Pensilvania, todas estas entidades en
Estados Unidos.
El hallazgo se hizo usando telescopios terrestres
de bajo costo, incluyendo uno especialmente diseñado para detectar
exoplanetas y manejado conjuntamente por los astrónomos del Proyecto
KELT, incluyendo a Gaudi.
El proyecto KELT dispone de dos telescopios: el KELT Norte, en Arizona, y
su gemelo, el KELT Sur, en Sudáfrica. A pesar de tener una potencia
modesta, han demostrado que los pequeños telescopios pueden hacer
descubrimientos importantes en el campo de la astronomía exoplanetaria.
Sí
se recurrió a los potentes telescopios gemelos del Observatorio Keck,
en Hawái, para obtener datos clave con los cuales luego fue posible
profundizar en las observaciones y finalmente confirmar el
descubrimiento de KELT-6b.
Collins y su equipo determinaron que
KELT-6b es un planeta gaseoso gigante de alta temperatura que gira
alrededor de una estrella de la misma edad que nuestro Sol. El planeta
se asemeja a Saturno en tamaño y masa, pero no tiene anillos. También se
asemeja a un exoplaneta muy estudiado, el HD 209458b, pero a diferencia
de éste, KELT-6b se formó en un ambiente con mayor escasez de elementos
más pesados que el hidrógeno y el helio.
Visto desde la Tierra,
KELT-6b reside en la constelación de Coma Berenices, cerca de Leo, y
tiene una órbita que le hace cruzar por delante de su estrella (desde la
perspectiva visual de la Tierra) una vez cada 7,8 días. Eso significa
que un "año" de este planeta dura poco más de una semana, y su viaje por
delante del disco de su estrella, tal como se ve desde la Tierra, dura
sólo cinco horas.
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